JOSE LUIS DE LUIS

 

El fondo espejeaba
con los azules de Damasco interior
los sillares se rompen
en estrujados haces de luz

 

El burdeos
representa su mejor rostro
para la ocasión
de las nubes decadentes

 

Oí decir
que había fuego
en las cejas negras
que los caballos
nunca existieron allá
en los fondos donde había que recitar
a la marejada
un poema íntimo
una arista propicia
a las mareas
un desayuno albar
unas cenas lunares
para esa noche que anuncia
que Prometeo vuelve.

         

Todos los idiomas del alicatado
se diluyen en nítidos recuerdos
Kodachrome
la única que las rapaces permiten
que merodee sus nidos y sus
vástagos.

 

Siguió sus pasos
y revolvió el twist
con nuevas efervescencias
de caderas
nuevos ritmos definidos
como bestiales

 

No importaba que las hondas
fueran

de materia espontánea
la verdad
sin muletas
a decir de los adelantado
s

         

Unos años antes
la grasa embarró
la crítica de los espinazos
la certera evasión de las jóvenes
entre las burbujas negras
de la cerveza

 

Avancé varias andanadas más
los sicomoros
preservando mis
antepasados

 

Los últimos tintes del atardecer
fueron transportados
por los comerciantes

         

El fastuoso
puerto de Anaga

erguía su imperio
pétreo
sobre todas las calimas
y mares
sobre todas las leyendas
mentidas.
Allí atracaron constelaciones
de idiomas múltiples
las lenguas se enredaban
contra los judíos
Ellos no se comprometieron
con esas divisas militares
Era el puerto libre
del verano sensual
la primera baza:
las algas
azules.

 

Uno tras otro
fueron cayendo
todos los inútiles
esfuerzos
por apearse
de la gloria
sin importar
volver a repetir
el último chute
que los cursis llamaron
bravo y divino

 

Más allá
el niño se colgó
invertido de la barra
con dos compacts
en las orejas
dijeron que tendría buen oído
estuvo por ver
antes de cegarse

         

Y aun así
tampoco logró barrer
la barrera
del sonido.

 

Años antes
se había predicho
la cruel batalla
por la posesión
de aquellas
divinas
orejas
que él siempre
rechazó.

 

Lo que del sueño aún pervive
el látigo
el pecho hecho bosque
el vientre del desierto

         

levanta las ciudades y sus sitios
de la puerta acude el terror
el puño que será de loco
que arrebata para la oscuridad
al niño

 

La primera lección
aprender a ser piedra
ante el pirata
a ser obscuro
como el cabello de la noche

 

Media cara azul de luna
la otra roja de la hoguera
Tintín de plata
no te apartes
son los aretes de la luna
los indígenas en traje de la gala
de la guerra

         

En la serventía espero al ser sin mancha
por ser día invernal
Ahí ombligo de las estrellas
Baila, baila
la teja te hace de joroba
y si fea te retuerces

 

Grave engaño de las ancianas
otra vez
las flores de la almendra
de la calle de Nerval
de la penumbra dulce

 

El vino que mancha
los febreros lunares
el pirata
el loco nocturno
de gesto sin ojos

         

Libre aísla la clorofila
coro de niñas
con voces selváticas
las que juegan
a echarnos
como ascua ardorosa.

 

La vida de mercurio
en esos mares pesados
mar metálico

 

Ignota
será la voz
de
Tazome.

         

Aullidos de Gingsberg
el polar
nació en este meridiano
las estrellas
enmarcadas
viejos anzuelos
para el paladar

     

Negra órbita
azul
la mordida.

 

JOSE LUIS DE LUIS

 

EL GRAN JERO

 

© 1998